El Castro de Baroña está localizado en una pequeña península, ocupado entre los siglos I a. C. a I d. C. Consta de dos murallas defensivas y se conservan unas 20 viviendas de planta circular u oval, típicamente de los castros.
En el istmo que une el poblado al castro existe un foso de 4 metros de ancho y 3 de fondo, siendo ésta la primera defensa del castro. Luego hay una segunda muralla defensiva formada por 2 muros paralelos, formados por piedra y arena.
La muralla principal rodeaba el castro, formando una barrera altamente defensiva. La entrada al castro era en una rampa empedrada, hoy bastante deteriorada.
Si pasamos los elementos defensivos, entramos por unas escaleras a la zona "residencial, pudiendo distinguir varias zonas o "barrios".
El poblado castrense se cree que era casi autosuficiente, aunque no se encontraron restos que permitiesen el almacenamiento de agua, como podrían ser aljibes. Dentro del castro no hay agua, por lo que debió ser preciso ir a buscarla al exterior.
La alimentación de sus pobladores evidentemente se basaba en productos del mar, como mariscos y pescados, pero también se abastecían de carne (ovejas, cabras...) e incluso de bellotas.
En el castro se encontraron restos de metalurgia, piedras talladas y esculpidas, e incluso algún resto textil.
Al fondo del Castro podremos ver unas rocas en lo alto, que es desde donde se ven las mejores panorámicas del Castro, pero debe irse con cuidado, pues no son excesivamente peligrosas, pero si para tomar precauciones al subir.